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REVISTA FUERZA DE LA PALABRA
 SEPARATA ESPECIAL
AUTORES DE LA CIUDAD DE LA LUNA

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Gracia Nancy Martínez Rojas, Quibdo, 1951

 

Docente, bailarina, gestora cultural y poeta. Ha dedicado su vida a las artes, especialmente a la poesía y a la danza folclórica y tradicional colombiana.

La declamación se convirtió en una forma de vida y enseñanza de la literatura clásica con puesta en escena, en donde el poeta vive en carne propia, las situaciones reales de la cotidianidad, valiéndose de un espacio teatral, haciendo uso de las diferentes tonalidades de la voz y del cuerpo en escena.

Ha promocionado durante años la declamación, ya que es un arte que tiende a desaparecer y el cual se ha convertido para ella en una herramienta pedagógica que permite la difusión de nuestra cultura de generación en generación.

Ha representado internacionalmente a Colombia en Italia, Estados Unidos y México en eventos literarios y culturales; asimismo, ha ganado en varias ocasiones el primer puesto como declamadora y escritora en concursos de declamación.

Sus poemas declamados se encuentran grabados en los cd: “Inquietudes al viento” (2004) y “Reflexiones” (2008), y algunos de sus escritos, aparecen publicados en diferentes antologías cundinamarquesas.

Durante diez años consecutivos, dirigió el programa radial: “Tertulia poética”, el cual contó con la participación de autores nacionales e internacionales.

Actualmente, tiene su grupo de danzas llamado: “Canemo”, dedicado a la investigación y puesta en escena de las danzas tradicionales colombianas; al tiempo que, es docente de literatura en diferentes entidades públicas.

EL MAR Y YO (I)

Me he quedado inmersa

en mi letargo,

contemplando el mar,

escuchando su voz,

y sin embargo...

no dejo de pensar,

en ti, en mí, en el amor.

 

Y allá en el infinito

se pierde mi mirada

buscando algo,

que quizá no existe;

la bruma densa

se me antoja triste.

 

Y de pronto surge

igual que un fantasma

un viejo velero,

como garza blanca.

Una que otra ola

llega hasta la playa;

viene la caricia

y luego se aleja.

 

Ella, sensualmente

deja que se vaya.

Yo, miro ese idilio,

besos y caricias

y pienso perpleja:

 

Nuestro amor de ayer...

igual se asemeja.

Me cubrías de besos,

de caricias nuevas,

me dejabas ebria

me amor y deseo

y luego te ibas

con un hasta luego.

 

La bruma del tiempo

borraba mis sueños

y mis esperanzas

huían de mi alma,

como huye el fuego

si lo abraza el agua.

 

Pero, de repente,

te me aparecías...

igual que un fantasma

y pasaban días

y pasaban meses,

y yo de tu vida

ya nada sabía

y me preguntaba...

Si regresarías...

¿Me entiendes ahora,

por qué te digo

que mi amor ha muerto?

 

No está dormido

lo halle una mañana

cubierto de escarcha

temblando del frío,

como un pajarillo

que abandona el nido

al sentirse solo,

triste y sin abrigo.

 

¡El amor se ha muerto!...

El amor se ha ido...

 

 

 

EL MAR Y YO (II)

Amigo mío,

he venido a conversar contigo;

y mientras mi pie

dibuja una huella en tu arena,

tú vendrás altanero

para borrarla luego.

 

He venido a contarte en secreto,

cuánto pesa en el alma

la soledad, que siento.

Hoy quisiera llorar y llorar...

y sentir que el rumor

de tus olas

me viene a consolar.

 

Somos tan parecidos

Amigo mío...

así como tú eres

así me siento a veces.

Hay días que no quieres

que nadie se te acerque

impetuoso te yergues.

Otras veces, estás en calma

que hasta manso te vuelves.

 

Amigo mío...

Hoy me ha parecido

oscura y densa

la bruma

que cubre tu hastío.

Insondable amigo;

te miro y te miro

y la paz me invade

cuando estás conmigo.

¿Qué misterio guardas

en tu azul profundo?

Cuéntamelo ahora,

antes que suceda...

No sé si mañana

escucharte pueda.

El ayer se ha ido,

el mañana espera

cuéntamelo ahora

no esperes más tiempo

que se gasta el mundo.

 

 

 

MI VIEJA SOLEDAD

Hoy he conversado con ella,

me he sentado a su lado

y mientras platicábamos

me ha preguntado;

si ya logré olvidarte,

si he pensado de nuevo

el encontrarte,

si ya te perdoné

el que nunca me amaras

como yo a ti te amé.

 

He intentado mentirle

rehuí la mirada, pero,

no fue posible...

hoy tuve que decirle

la cruda y cruel verdad:

Que, aunque pasen los años,

no te puedo olvidar

que siento ansias locas

de volverte a besar

Ah...

y que gracias a ti...

yo pude conocerla,

a ella...

mi dulce soledad

Pobre...

Pobre, soledad.

Hoy descubrí que tus ojos

se han tornado grises,

que tu cabello es cano,

que tu sonrisa es

como un faro apagado

y tu andar lerdo y cansado.

 

Mi dulce soledad...

¿Cuánto has cambiado?

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