Revista Fuerza de la Palabra
Edición 38
Diciembre 2025

El cierre de año como un acto de memoria para la paz

 

¡Hola! ¡¡¡Hemos regresado!!! Tenemos preguntas y ganas de generar textos y sensaciones. ¿Qué andas haciendo? ¿Qué haces en diciembre? ¿Nos regalarías un ratico para leernos?

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Bueno, sabemos que se va extinguiendo segundo a segundo el 2025 y nos quedan las reflexiones y experiencias de lo vivido a lo largo de estos 11 meses… Esta vez no presentaré las secciones, lo hago estratégicamente para que tengas que navegar por cada página y descubras el contenido preparado desde hace meses por el equipo de ZAA, apoyándonos en la frescura y compromiso del grupo de pasantes de la UNAL. Así que, te pongo doble tarea, leerme y explorar la revista.

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Entonces, en esta editorial, hablaré de historias. ¡Las historias son siempre tan cautivadoras! Despiertan nuestra curiosidad e interés, vienen a mi mente novelas leídas, telenovelas vistas, películas en cine y en casa, series y cuentos escritos y, otros de la oralitura; en fin, ficciones que me han permitido imaginar, emocionarme, reflexionar… Esta vez, quiero hablar de las historias que no se publican, pero que nos mueven en lo profundo de nuestro ser, esas del día a día de cualquier persona, en cualquier lugar.

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Cada país, cada ciudad, pueblo, vereda, barrio, tiene sus acontecimientos, hitos históricos importantes que dejan huellas que, por sus giros, sus adversidades o soluciones, reenfocan las vidas colectivas de ese lugar y definen pasos a seguir, pero eso mismo también pasa con nosotros a nivel individual… nosotros ubicados en cualquier parte del mundo, nosotros y los otros, experimentando este plano físico de la existencia.

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Es así que, ninguna historia es mejor que otra, ninguna carece de sentido. Nuestra personalidad ha sido forjada por el lugar en el que nacimos, lo que allí sucede, las personas que lo habitan, la infancia que fue descubrimiento, la juventud que fue reto y la adultez que considero es plena libertad, (aunque depende en qué orilla de pensamiento y territorio estés), nos hacen ser quienes somos, lo valioso es saber que podemos transformar nuestra propia historia cuando lo decidamos; se necesita coraje, sí, pero es una posibilidad real que nos recuerda que la vida es una ruta infinita de aprendizaje.

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Ahora bien, si lo pensamos, empezar a borrar las fronteras que nos separan, nos ayudaría un poco a mitigar la guerra, aunque suene un poco utópico, creo que desde lo simbólico y la acción cotidiana lo podemos hacer: Amar y respetar el lugar donde estemos, tratar al otro con la delicadeza y la alegría con las que deseamos ser tratados, seamos migrantes o raizales, compartir el lenguaje, la comida y los paisajes como si el otro fuera un familiar o un amigo de muchos años, aunque no lo sea, ya es un acto de paz cotidiana, hacernos un rato agradable y confiable porque la memoria también nos alimenta, porque son experiencias, lecciones, capítulos de la vida, que reflejan de una forma u otra, la memoria familiar, regional y nacional, y si actuamos desde la empatía cambiarán aquellas historias que duelen, que son injustas o que terminaron de una manera tan abierta, que sus protagonistas no se hallan. ¡Así que si es cierto que podemos ayudar a transformar!

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Somos protagonistas o personajes secundarios, tal vez en algunos casos, testigos o extras en la vida de los otros, sea cual fuere el papel que nos toque, hagámoslo de la mejor manera, para dejar en el otro una buena historia, una sensación de bienestar, una manifestación de afecto que tanto hace falta y que cada día sea un evento histórico de la luz, en medio de las sombras del conflicto universal que hoy vivimos a todos los niveles.

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Así pues, les deseamos un cierre de año con historias maravillosas, en paz, con alegría y amor y que desde lo que hagamos, aportemos a que las niñas, niños y jóvenes, vivan unas fiestas decembrinas inolvidables para que construyamos la armonía de manera permanente proyectando al futuro mejores tiempos.

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“No olviden leernos: la literatura y el periodismo siempre han acompañado nuestras memorias colectivas, y tú también haces parte de la nuestra”.

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¡¡¡Feliz navidad y un luminoso 2026!!!