EDICIÓN 22 - Diciembre de 2020

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Queridos amigos, lectores, conocidos de hace mucho tiempo, conocidos de hace poco tiempo, desconocidos por conocer, sonrisas y asombros detrás de esta pantalla: ¡GRACIAS POR ESTAR!

 

Aquí después de un corre corre tremendo, publicamos a tres autores colombianos para acompañar estos días de fiestas, rarezas, preocupaciones, ocupaciones y posiblemente, desocupaciones.

 

Finaliza el 2020 con un listado de lecciones y muchos compromisos que debemos asumir para vivir en paz y armonía, en bienestar común e individual, en empatía con todos los seres vivos, porque quedó claro que ni somos los únicos, ni los más inteligentes y mucho menos, los más necesarios, pero con la alegría de la existencia, con la oportunidad de vivir, con el compromiso de ser mejores, les dejamos estos textos en esta fraternidad de Fuerza de la Palabra, deseando lo mejor hoy, mañana y siempre, entre páginas y letras, entre autores y lectores:

 

Ensayo sobre poesía de Rómulo Bustos Aguirre, el autor nos habla de la fuga y la mirada del poeta, de ese observador de mundos que, tras conmoverse con lo existente, aborda el lenguaje para comunicárselo al mundo, pero también así mismo, en un ejercicio donde la otredad no existe, pues el poeta se hace uno con el lenguaje, con lo intangible y lo tangible de los multiversos donde la poesía es plenitud y él, nos revela algunos versos de autores colombianos que nos confirman que la palabra creadora, no siempre descansa en el silencio.

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Poemas de Ana María Bustamante, una selección realizada por la misma autora, en la que los cuatro elementos están presentes: fuego, agua, aire y tierra, se conjugan en poemas, pero no es la tierra que conocemos, sino una patria inventada donde las piedras doradas arrojadas al vacío, cantan nuestro olvido en un espejo que no devuelve el reflejo, allá comulgamos con la palabra de la poeta para llegar a un significativo homenaje a la gran Alfonsina Storni para cerrar y abrir los ojos, al recuerdo del agua y la niebla.

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Cuento de Óscar Godoy, “Todo al revés”, un padre y una hija juegan con la palabra, se la pasan de un lado a otro, como un ping pong creativo que no para de fantasear hasta que el sueño cierre los párpados para poder así, emprender la huida. La ternura nos provoca la sonrisa, pero el estremecimiento de una despedida que no se da, nos muerde con desasosiego e impotencia en la complicidad del sueño, nos arrulla el sonido de ese motor en marcha que se va entre lágrimas y calles desoladas.

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¡Gracias por su apoyo y su lectura, esperamos ser una grata compañía!

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